martes, 2 de agosto de 2016

Conjuro & Rotunda


- Carajo, bramó a sus adentros. Ni tampoco tiene más opción mientras asiste ausente para regar el gato...
Ahora debía confiar en su ego. Aquello cuan largo e inquietante pasadizo de varias dimensiones en curso a ninguna parte que jamás nadie camina dos veces, simplemente porque no hay vida útil que logre repetir esa inmemorial hazaña de abstracción en juego y continuidad que siquiera cabe sobre sí misma.
- claro que usted lo sabe, está inmerso en ello.
Combinación lúdica mordomendaz. Si escampa al sol el troje también se empapa. Vuelve la cabeza cual arma claudicable, mira el cielo, suplica sin ansiedad o rastro de enojo, sólo con ese hastío imperceptible que le recuerda algún pasado ardientemente remoto.
- no lo podía creer, aquella cosa surcando entre las montañas como un maldito dragón de humo y ruido triturando árboles
- enseguida supe que no resistiría dos inviernos seguidos
- la mata se acabará tragando los hierros
- y en efecto así fue, por lo menos hasta que otros tipos igual de sagaces trazaron la primera trocha
- moderna y brillante mala idea
- al menos los pasajeros de segunda ya no tienen bajarse para que esa lata no descarrile
- y cuando eso sucedía había que continuar a pie entre el barro o el polvo
- la parte más encantadora del viaje
- sobre todo cuando pasabas por la cascada de las orquídeas, si es que se la veía
- lento es una palabra que ciertos citadinos detestan
- digamos que no entienden los dilemas del subtrópico montañoso.
Virtudes pseudoneumáticohedónicolúdicas aparte de ser una palabreja de mucho condumio, es un atolladero de trasto sin homónimo. Emboscada.
Guerra. Rito de fertilidad cósmico de las almas oscuras. Hace el oficio de historia alternativa, incita conjuros, procrea héroes que desusa cuando más y mejor le place.
María de las Penurias tenía Jirón por apellido. De Ingaloma hizo su hogar mientras la mayoría lo olvidaban. Entonces caminaba al paso de ese hijo que nunca soñó tener, aunque tal vez así mismo lo quiso. Ser poderoso en un sentido literalmente opuesto al suyo. Propietario de hombres, minas y suelos arables.
Un buen colegio fue el pretexto que usó para instalarlas a todas en aquella ciudad tan onírica, gaseosa e irreal cuanto necesaria en la línea de lo sensible. Su acechante presencia moral era un estorbo mientras le quedasen dos cosas por hacer: gobernar la hacienda a su antojo y atraer de vuelta el tren hacia Ingaloma. Pues entonces madre, mujer e hija constreñidas en el intervalo material de las distancias intransitables ya no fueron obstáculo presente ahí dentro del contorno donde de veras si pesan los escrúpulos.
El peso de la ligereza suele ser más inaudito que leviano. La ininputabilidad del potentado en chisme era estadisticamente muy poca pero tenía algo a su favor, un montón de metal hecho tren y vía férrea bajo el sol canicular de aguaceros y nieblas. Ramiro Paniagua apoyó con hombres y dinero la gran causa perdida de antemano, pero cuando el destajo del puente se hizo visible nadie pudo dudar que hubo logrado su propio imposible.
Juntos hicieron la primera entrada triunfal, mano derecha en puño alzado, símbolo de la respuesta política que inauguró el telégrafo: ciento trece kilómetros y ochocientos cuarenta metros.
- vistos desde los guarismo del poder no resulta algo voluminoso
- y aunque así fuera, ningún mengano de tal me viene a decir cómo debo administrar mi hacienda
- pero es que nada menos se trata del gran reconstructor de la patria en soletas
- no necesito explicaciones, quiero ir con esto hasta el final, y si al muy webón le falta dinero que lo imprima.
Autor de una fantástica obra sobre la florofauna subtropical de estribación volcánica, un mentado estudioso cuyo nombre surgirá al margen de esta narración, aún no había catalogado el pájaro corneta y estaba ante la pista de un pequeño urso de pezuñas prensibles, cuando a sus pies cae una mariposa tricorne de bandeo laminar que lo mantuvo estupefacto mientras se acercaban a él dos jinetes, uno de ellos su futuro protector, toma esa preciosa y rarísima especie y a grupa galopante recorre un bucólico sendero bastante largo que lo conduce al despeñadero donde abundaron la araras de pico ancho.
Allí, enseguida reconoce una extraña variedad de chilca anti-erosiva y algunos fósiles vegetativos de una colonia bacteriana que apenas puso identificar años después, cuando el azar le condujo al extremo termal de la misma cuenca hidrológica.
- coincidamos que no se trata solo de dinero, me parece que va más allá de eso, hay un extraño miedo entre los obreros, cierta venganza latente cuyo móvil no es la superstición
- claro que si, un asunto pasional que trascendió la cama y se ha colado en su obra política cumbre
- lo de siempre a ese nivel, una amante, nada menos que hermana del mayor enemigo de nuestro venerable caudillo.
La gloria, sin embargo, resulta ser la única ilusión que se hace pasajera del momento temporal - sobre todo climatológico - antes de hacerse olvido eterno. Una noria de medio pelo recubierta de nubes, algas tóxicas y tumbos; truhanes, magos o generales, concebida para durar en los cuatro sentidos cardinales del macho montaraz.
En acápite, MedioPomo y QuarteTinta, entre los candores sulfurales y el destino salitroso de un amor plutónico. Ensayo de Gastronomía de los vicios culinarios más expansivo.
Porque si como pretexto medio un libro sale caro, peor si encima cuesta dinero en bruto.
- todo terminó cuando se fue de baile al club donde una cuadrilla de camareros nativos sirvieron a los testaferros y a sus queridas un profuso y chocante desfile de licores, mucho escote y peinetas desencajadas. Ahí contrajeron eso que los borrachos espirituosos llaman pronopsis caudal, o sea, el martirio mismo del espinazo peor sentado. Un auténtico caos termodinámico a treinta y siete grados absolutos.
- las compulsiones del apetito sexual son inherentes a los adictos al poder
- ni me digas, por eso yo no las sufro
- y eso que alguna vez te oí decir que las hazañas fueron hechas para repetirse
- seguro estaba pensando en un tren imposible.
Tal como la rutina del semental tardío que ignora lo inevitable, eso de los arraigos pasajeros en aras de un insomnio gris y trivial.
Madrugón. Aquella mañana sin salud el señor presidente se levantó mal humorado pero conforme. Desayunó al apuro e intentó disfrutar el último cigarro del mazo importando que le regalara la graciosa bailarina de vientre cuyo sabor a velos y sexo crudo todavía olía a recuerdo intacto en la pulpa de sus dedos tembleques.
Por primera desde siempre no quiso ser el centro de la atención general. Mas estaba visto que lo contrario es posible cuando el deseo inquieta. Una especie de casualidad, algo como la nostalgia en abanico de la que están hechos los trances, que sorprende desde muy adentro y nada retiene, ni siquiera un buen augurio.
Los creía pocos, tal vez pasajeros pero eso si inamovibles, aunque en substancia fueran frugalidades perversas e imperiosas, una valla atávica y arrolladora a la vista donde la abundancia del poder trasunta.
Caminó rengo con cierta displicencia hacia el jardín público contiguo ya no tan florido como imaginaba. La cadera derecha anquilosa le provocaba un dolor continuo menos somático que mental. La caballería no perdona, pensó con sorna de sí mismo.
- nada de entrevistas oficiales, ninguna declaración, que todos se vayan al carajo de donde vinieron... señor licencioso.
- debo recordarle, mi muy respetado primer mandatario, que soy doctor en leyes de la república, y su fiscal general
- licencioso fue por lo que te sobra de maricón, además, si no me dejas en paz ya mismo juro ante la constitución que te hago eunuco
- entiendo que usted esté molesto… y algo decaído, pero querrá saber que la policía encontró la daga
- ¿cuál daga?
Un invaluable puñal con incrustaciones en diamante azulino que valía una fortuna.
- si es cierto que semejante ultraje apareció tienes mi palabra que lo donaré para el combate a la sífilis que está acabando con mis mejores tropas... y ahora desaparece de mi vista hasta el domingo.
El licenciado Aníbal de María Mendoza jamás se permitió cualquier infidencia. Sufría de rancios ideales forjados por el estudio y la disciplina diaria a través de dos generaciones expresamente preparadas para la administrar la rex pública.
Su bisabuelo fue el eminente plenipotentado Nicanor de Mendoza, patriarca familiar y procurador en los avatares del mesianismo clerical. Quizás por eso tuvo hijos monjes, nietas de claustro y bastardos rumberos.
Más que una cabeza mandante aquel abogado en derecho románico resultaba el fundamento ejecutivo del poder circunstancial mismo. Hizo lo inaudito para salvar al mayor presidente de los generales, incluso les permitió corromper el sistema de aduanas haciéndose de la vista gorda. También dejó al clero conservador la salvaguarda de las tierras y del recurso humano que esclavizaban. Quien sino él sería responsable ante la conciencia colectiva de esa feroz persecución purista contra cualquier norma de conducta blindada que no fuere hipocresía conventual, y para qué, solo por el prejuicio académico del honor debido a un fantasma familiar.
Su idolatrado dignatario supremo era un ignorante tan básico como fuerte de carisma, pero insignificante para interpretar el sentido único de las debidas proporciones, un anacronismo que él manejaba a la perfección desde la sombra de ente contemporáneo en ciernes eruditas.
Viernes. Un tremor matutino avisó que venía terremoto. La gente repletaba el parque donde estrenaban bajo estricto resguardo policial una película sólo para adúlteros cuyo título para la posteridad anónima fue 'Las nuevas meriendas de Gaudinflos y Boquiflaca'.
La ciudad de adobe se desplomó en segundos. El resto, aunque cuarteada, se mantuvo en pie por la norma milagrosa del fuelle trepidante, según la cual cada zona asume una frecuencia ponderal propia mientras las cuatro réplicas siguientes no duren más de medio minuto exacto ni tengan una combinación de intensidades en fuga cinética hacia vectores graduables de uno a la menos cero.
Al fin el tal país perdido en la ambición febril de unos duendes que lo mal gobernaban, hizo noticia por otro tema que no fuera un escándalo desfinanciado o alguna aberración de facciones a tiros por la culata. Ya que dos negativas nunca conforman una afirmación, ni lo ubicuo es laudo ponderable, habrían sido necesarios otros siniestros en cadena para lograr igual efecto mediático.
Cual trompicón moderado de carácter prolífico, desde Prevenildo y Lamentada, sátira del asno consejero y la prostitutriz al margen de la leyes de la gravedad pública, nadie hizo tanto con menos de la mitad.
Fray Pinturero en su epistolario capitalino Sobrebebiendo los describe así: Fueron días de intenso trajín emocional cuyo alcance recompone el cariz fanático del populismo ilustrado. No caben otros términos para adecuar juntos este doble aspecto de divinidad en oro hueco ante una tragedia imprecedente, ajena al hecho mismo tal como si fuera parte pero no basamento en gracia de tornarse pseudo ciencia decadente ante su época, una noción que incorpora metas sin llegar a ser agente del medio donde debiera ayuntarse con su instinto de afinidad. Valga pues aquella frase ya mencionada en un consejo proverbial que atraso y ahora amplío: si miráis tras el espejo corréis el riesgo de veros hacia fuera.
No precisaba de esas jugarretas que consideraba infalibles para seducir a cualquier mujer la mayoría de las veces con un atractivo frugal y que en realidad apenas sirvieron de blefe contra los soberbios del cortejo mas de ningún sustento práctico cuando requirió uno ese día ya borroso entre su necedad y el infortunio. Ni tampoco necesitó de nadie mientras tuvo salud o alma porque sencillamente estaba convencido que no había  mejor manera de subsistir con el orgullo político intacto, fama y presencia de personaje público.
Fue entonces que se aquel grandioso desastre, irónica mezcla de superstición populachera y folclore a la memoria común del acontecer inadimplente.
- ¿Antiguo yo? Calculen nomás. Soy de la época en que mis pies todavía corrían raudos los caminos más ilusos y las señoras me decían mocoso. Hoy manejo títeres, o sea, tengo el comando del estado y la jefatura de la nación... qué tal.
Era la involución inspiral del dinosaurio tardío hacia ser humono. Significando que el pasado está ausente solo si es ficticio e incalculable el momento de su concepción fugaz. Lo incesante del anacronismo secular, ocaso bajo pátina, lindero sin retorno, muchas veces mil un enésimo que resulta arredondado porque el macho de esta especie es el único animal miraculoso que termina verde cuando se hace viejo y todo el desamor a sí mismo contra los otros le condicionan la percepción y el talento impropios. Ningún retrocede lo detiene, es que apenas se siente peligroso. Fuera brotar hacia dentro, surtir una lágrima sin acento de consecuencia, balance y aparejo.
Aquella precisa tarde estaba tan borracho que veía doble hasta en los porotos del plato de sango, por eso mientras se le movió el mundo pensó que había sido suficiente exceso y se acostó a dormir un desmayo sin pausa que ya le duraba once campanazos de alerta consecutivos cuando la caída libre de una mosca bullanguera lo retrajo al guayabo menos virulento que jamás recordara.
- cierto pelo
- perciotela de pan al centésimo
- vaya, qué clave
- a lo que vinimos, la ambigüedad no se resuelve con imperativos
- ... del ya sé pragmático...... o bien arritmias del dínamo social
- presidente bajo sospechas de fraude y falsificación, luego fingidor sobre puesto en dictadura militar, y ahora profeta con ínfulas de restaurador sin oficio, no señores, ha sonado su hora, éste también será un terremoto político.
El senador Campo, retórico consumado en la farsa nacional, demócrata consular cojo, apoyaría un nebuloso mandato interino de él y de alguien menos. Al final, fue el secretario encargado quién permitió una instauración provisional poco convenida.
Eso si, como último parpadeo, los aborígenes relatan sobre ambiguos hombres pálidos, malos en perversas maneras, apenas allá del fuego lento de un relato demencial del exceso pendencias consecutivas y esa única suya, maldita cosa donde se perdieron como esclavos ante la ley.
Redunda en moraleja afirmar que todo lugar tiene su propio momento, porque no hay manera sin oro ni suelo en la suma contraria.
Y entonces sucedió otra capitulación de poderes transitorios que se inscribe en el hecho cierto en sí mismo inenarrable
- borracho
- Puvio Ostosia Candombera… estás hablando con el envase mismo
- en este país la gente no llega puntual ni a su propio entierro.
El corazón inventó la electrónica mucho antes que el cerebro lo hiciera a través de sus manos y pies, la creó para sí, solo por eso mana el fluido que alimenta cualquier torrente que se considere vital.
Idéntico a una espiral ubicua que incita períodos dimensionales inequívocos de poder sistémico que desafía su interpelación presente aunque parezca nueva.
Fueron tres lapsos de doce horas los que acabaron haciendo la diferencia procesal, y para ser precisos, ninguno ocurrió como esos clones sin firma cuyo momento apenas capta un compás de armonía geomántica.
Según decreto constitutivo datado en fecha posterior al suceso pero instruido como abierto, se establecía que lo siguiente jamás siquiera fue factible: coincidencia, remordimiento, inquina peyorativa, punga y desmemoria.
Solo hasta entonces continúo insoportablemente celoso, y luego que fingió indiferencia se juró misógino de estampilla e incluso hay quienes aseguran le especificaron cupo clerical en algún monasterio como quien cumple sentencia en ausencia de reo.
No hay mundo que mejor se imagine que el porvenir. Todo tiene su hora y época en el existencia personal, y mientras la noche desate sus instintos ídem.
Quince minutos en el cargo resultaron suficientes para sentar las bases del nuevo código ideológico nacional: la improvisación a pucherazos.
Fue exactamente cuando alguien de la escolta movió su fusil hacia el lado ciego mientras el contable Chinto Ramírez, registrador de la propiedad ajena y usurero de escrúpulos católicos, se distraía con el encanto indescifrable de una cándida joven llorosa.
Entonces Ostosia abrió fuego y nuestro personaje, dubitativo aunque risueño, corrió herido hacia un matorral florido.
´Atentado: peligro de guerra civil. El presidente se dirige al pueblo desde la clandestinidad, pero Ostosia declara que lo mató y que quien habla desde un ferrocamión - tractochiva de ruedas de madera de guayacán – es su doble´.
Levantisca. La prensa es la cuarta dimensión del poder masónico libertino. Sucede en el desvelo futuro, aunque paradójicamente hagan de esos pocos instantes medio siglo y tanto más. El colmo de cualquier forma radica en su contenido mismo, ahí donde pesa el culmen de cualquier argumento.
Carajo, una exclamación que perdura sin eco, no obstante, la épica de prisa se consuma en tragicomedia. Entonces el refranero evade el escenario con una parodia en verde, fraseología que excluye incidencias mordaces pero que hacia fuera ostenta lo común e ignoto.

4 comentarios:

  1. Si los gitanos tuvieran memoria, se morirían todos de angustia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que hay que creer en el libre albedrío, no hay ninguna otra opción.

      Eliminar
  2. Ningún consenso ha ‎permitido nunca establecer la verdad. Sólo la Razón aplicada a las pruebas concretas permite ‎acercarse a ella.

    ResponderEliminar
  3. Literatura de cordel - repentista nordestino

    https://youtu.be/xQdBdubnFFk

    ResponderEliminar