Las campanas de la iglesia cercana tocan las siete de la noche. Es el
paso de la Junquera, la frontera entre Catalunya y Francia. Hace un frío
espantoso, ha nevado durante dos días y un hielo grisáceo encharca el suelo. Si
las luces lo permitieran se pudiera ver un cielo negro profusamente estrellado.
Pero el panorama es otro, el de una densa tiniebla perforada por el neón y el
plasma refractado. Por provinciano que parezca los catalanes ya no se
consideran españoles, tienen su idioma, dentro de lo que cabe son una nación
rica y próspera, no necesitan ser autónomos ni súbditos de ninguna monarquía
democrática de fachada, quieren su propio estado soberano y lo hacen notar cada
vez que pueden y ante quien sea. Así que estamos en esa especie de frontera
entre tres países como la que se muestran en los mapamundi con rayas oblicuas a
colores para indicar un conflicto latente.
Plano sesgado. Ventisca moderada. Tres hombres descienden de un camión
que los trae desde un parador próximo. No son camioneros ni lo parecen. Es la
zona de los prostíbulos, inmensas construcciones de los nombres más sugestivos
que invitan a saciar deseos sexuales ilimitados, siempre que la billetera del
usuario lo permita. Así que entran en el que aseguran es el mayor prostíbulo
del mundo. Una mujer de cabellera rubia, de unos cuarentitantos años y con
escote exorbitante en un vestido azul marino ceñido al cuerpo les espera. Es
búlgara, se llama TZ. Todos los nombres de esta narración llevaran iniciales
para proteger a los culpables.
Los cuatro se dirigen hacia un pasadizo subterráneo por el que las
mujeres del establecimiento entran y salen sigilosamente según una rigurosa
agenda de trabajo y en automóviles protegidos de miradas curiosas. SA se
encuentra de pie apoyada su espalda contra la pared, esposada e inmóvil al
final del enorme estacionamiento casi vacío. Hace tres años envenenó por
encargo del hombre que acaba de cruzar con ella una mutua mirada de
resignación, a un personaje de mucho cuidado que es el protagonista ausente de
esta narración estentórea. Los cinco entran en un automóvil blanco marca
Peugeot de un modelo masivo y abandonan el lugar rumbo al Pirineo aragonés,
hacia cualquier pueblo de aquella zona limítrofe de tres regiones tan
diferentes como las marcas de vino o los embutidos que producen.
Durante el trayecto nadie habla. Cruzan por un control de caminos de la
policía local y AJ con movimiento felino saca las llaves de las esposas del
bolsillo de su chaquetón y se las quita a la prisionera. Pero los patrulleros
los ignoran. Cuando llegan a su destino, una iglesia de aquel pueblo de montaña
hecha en piedra, las inefables campanas del lugar tocan las diez. Ahora SA no
es una prisionera sino una condenada a muerte. Su mirada atónita lo dice todo.
Un ataúd militar está abierto en el suelo y listo para ella junto a un
confesionario. GF la obliga a sentarse dentro. SA intenta rogar clemencia con
un gesto en su rostro aterido por el terror de lo inminente. DR estira el brazo
y le entrega el veneno. Es cianuro nazi de alta efectividad y de efecto letal
fabricado en la década de los años treinta por la IG Farben. Cada músculo de SA
tiembla de espanto. DR le arranca el veneno de la mano, le abre la boca y se lo
da a beber por la fuerza. El efecto es inmediato. El rush de la cianosis
paralizante recorre en unos segundos su cara y SA muere con treinta y dos años.
GF la acomoda y sella el ataúd. Un cura sale de algún sitio y bendice el
féretro. Mientras aquello ocurre sólo están el párroco y la mujer búlgara que
lleva puesto un largo abrigo negro.
Cuando al amanecer regresan al sitio en la Junquera nieva. El camión en
que llegaron ya está rumbo a París con un cargamento de cacao preprocesado
proveniente de Costa de Marfil. En el estacionamiento del burdel los tres
hombres se separan y saldrán en el transcurso del día cambiados de ropa con
rumbos diferentes.
FT es el tercer hombre y la cabeza de esta especie de comando asesino.
Como siervo que es de una gran sociedad secreta y tentacular apenas cumple
órdenes, jamás hace preguntas, no duda y ni se cuestiona nada. Fue iniciado
para esa labor y convenientemente programado al efecto. FT vive en Barcelona, una ciudad que no es sólo un mosaico de gentes y
razas sino también una auténtica torre de babel. Algo que se comprueba desde el
cajero electrónico con el menú en ocho idiomas hasta en los dependientes de las
numerosas tiendas que pueblan el barrio Gótico y el Born.
Sus estrechas y abigarradas callejas y callejones forman un grandioso
laberinto de arquitectura tan diversa como su oferta comercial y culinaria. Se
puede decir que da gusto perderse entre el gentío en una especie de escenario
secular forjado durante cientos de años. FT habita un pequeño apartamento que
se sitúa justo sobre el arco que une dos edificios centenarios de esa parte de
la ciudad antigua. Los ingenios electrónicos que maneja permiten situarlo al
instante. Las órdenes expresas pueden llegarle a cualquier hora para ir a los
lugares más inesperados. FT tiene tres identidades nacionales con sus
respectivos pasaportes auténticos, incluso su propio inconsciente apenas
recuerda cuál es su verdadero yo. Fue entrenado para lo que hace casi al día
siguiente de graduarse del colegio secundario, un instituto castellano de
padres dominicos bastante ultristas. Los resquicios de la educación
inquisitorial que le impusieron no hicieron mella en un carácter condicionado
por las creencias familiares en cristo, el rey y la patria, todo bajo el
estricto santoral católico. Así que está determinado genéticamente para su
trabajo de mercenario en las fuerzas de seguridad supranacionales, que son el
puño de acero y silicon de ese entramado oculto al servicio de la elite
ecuménica de banqueros, políticos y científicos expertos en el diseño de las
sociedades. El temible endogrupo en la cima de la pirámide que los simboliza
como progenie especial de la teosofía que profesan: Mil años de caos hasta
lograr su utopía tecnológica por medio de la propaganda y la eugenesia.
La acción se traslada a Tunisia, el país de la luz como miel. DR es un joven ex teniente del ejército argelino que por necesidad se
nacionalizó francés y que conoce a fondo el Magreb, e incluso de los pocos que
pueden contactarse con los herméticos pueblos Touareg, esos nómadas irredentos a
los que sólo la tecnología satelital más avanzada y costosa pudo arrebatarles
el desierto del Sahara, su territorio ancestral. Tiene una vasta familia en
Tunisia y Libia. Mira estupefacto que el dictador Ben Alí es derrocado y que la
república francesa lo abandona a su suerte de sátrapa que tanto
entregó en soberanía su país al estado francés y a los intereses
angloamericanos. Aunque reconoce que treinta y cuatro años de despotismo son
demasiados hasta para un pueblo del vasto y estigmatizado del tercer mundo
árabe. Por lo que ve, lee y escucha la prensa europea no sabe que Ben Ali
mantiene todavía intacta una policía numerosa, despiadada y corrupta que no
dejará a la suerte de cualquiera los beneficios adquiridos de un estado ya
institucionalizado como mafioso. DR hasta hace poco se encargaba de reclutar
suicidas árabes para misiones en Iraq. Tres primos libios, dos varones y una
joven de diecinueve años que perdió a sus padres en un incendio, fueron al
martirio. Ella, FS, cayó en Mossul pero se llevó consigo trece personas a la
tumba. Dejaba de legado vitalicio 50.000 dólares estadounidenses a tres
hermanos que quedaron a cargo de una tía materna viuda. Se detonó en pleno
mercado central una turbia mañana de otoño. Entre las víctimas del ataque había
un bebe kurdo de tres meses. Personalmente se encargó que aquel dinero de
sangre llegase a salvo a su destino. Toda una fortuna para el estándar de vida
en Túnez.
AJ es un estadounidense de origen chicano que obtuvo la nacionalidad al
reclutarse y servir en el ejército del que todavía es artillero especialista en
blindados y comunicaciones. Lleva en el somatotipo el porte racial
característico, no obstante su intenso entrenamiento en desinformación y
deflección muestren exactamente lo contrario en cuanto a la idiosincracia que
profesa, algo que lo tornan un agente en el terreno no sólo eficaz sino muy
peligroso. AJ es un asesino nato. Cuando el jefe del comando atlántico de
inteligencia militar le hizo escoger un pasatiempo que permitiera crearle una
fachada social, AJ no dudó, optó por el poker. Ha competido en todos los
casinos famosos, por su temperamento es un gran jugador obligado a perder, ¿Qué
tal si algún periodista villano de esas revistas especializadas decide
exponerlo?
El agente enlace de células de acción clandestina de aquella Base
Regional es la antillana MY. Nacida en la isla de Antigua, domina cuatro idiomas,
tiene doble nacionalidad - holandesa y panameña -, trabaja encubierta en una
oficina de seguros navieros con sede en Miami, y sin embargo se destaca por sus
conocimientos en robótica y nanotecnología. Todas las órdenes que emanan de los
distintos centros operativos a cargo de la zona del Atlántico, salen
encriptados hacia los ingenios electrónicos del agente enlace quien se encarga
de cifrarlos para emitir en clave las coordenadas de la operación ya en curso.
Es un rompecabezas que debe resolverse en pocas horas y que culmina con el recap
de captado de cada uno de los componentes de la célula activada. Tanta
seguridad no es apenas hacia el exterior del complejo militar sino en especial
hacia el interior mismo del monstruo, donde la lucha por el poder es una
encarnizada puerta giratoria que se traga al que sea y en cualquier nivel el
rato menos pensado.
En la gélida noche de Copenhague FRD se siente acosado por un enorme
oso. Los ojos tras las cámaras de vídeo vigilancia nórdicas son implacables.
Sospecha además que esta misión para alguien como él, un subdirector de
recolección y análisis de inteligencia, es una trampa psicológica. Por más
rango que tenga un mulato en Dinamarca porta la cara entre esa multitud blanca,
tajante y desconfiada. Suponer siquiera que llegue a pasar desapercibido
significa exponerse a sus prejuicios, y aquello es lo que cuenta en tal
deducción, parece seguro, esa despiadada cadena de mando a la que pertenece,
hambrienta de poder y de control, quiere sacarlo del medio, eliminarlo. Se
equivoca, GTA, su jefe inmediato y tal vez el único compañero fiable en el
escuadrón de mando, lo necesita en serio allí mismo, la tierra de la
competencia para aquel proyecto. Los conocimientos de FDR en el manejo de
visores nocturnos hacían imprescindible su presencia en terreno. El nuevo
modelo de visor infrarrojo con gps incorporado ha dado problemas por su costo
pero funciona de maravilla, y lo están probando con buenos resultados.
Al universo lo parió una mujer y ese es su problema más feraz e
intrínseco, tanto del universo como de la mujer. Pero ¿cuánta bruja ante el
espejo de su alma siniestra profirió una orden que inexorablemente se
convertiría en un hechizo contra el destino colectivo? Tantas que ya no se
sabe. En consecuencia actuó HRC, la Secretaria de Defensa. Lo hizo sin inmutarse,
sin pestañear siquiera. Ordenó ejecutar de inmediato el Programa de Aerosol
Troposférico, SAG, o geoingeniería de aerosoles en la atmósfera, el eufemista
Proyecto Icharius, o fumigación sistemática del aire con varios millones de
toneladas de una fórmula compuesta de metales pesados a base de partículas
activas de aluminio, bario y estroncio. Un programa de geoingeniería diseñado
para percutir la destrucción medio ambiental del suelo y el aire. Con el
pretexto de crear un escudo protector contra el calentamiento global, estelas
químicas de plasma radiado de dispersión lenta se diseminan desde altitudes
convenientes con aviones cisternas hacia la atmósfera. Ello mata muy lentamente
y enferma de gravedad crónica fauna, flora y seres humanos. En esta fase
todavía experimental, la orden fue hacerlo a gran escala sobre las ciudades de
mayor densidad poblacional. De costa a costa fue una larga mañana luminosa, de
aquellas en que el cielo parece de cristal pulido. Ininterrumpidamente y de
manera simultánea seis escuadrillas de inmensos aviones cisterna tejieron la
malla tóxica durante ocho horas sobre igual número de ciudades.
Punto de hidratación. Operativo de ataque espada de Adán. Las ondas de
radio dispersan una voz ronca de fumador empedernido. Es el 28 de junio del año
2001. Supuestamente un reportero de la CNN encontró a Osama bin Laden, se llevó
consigo un equipo de televisión, y entró en el escondite de bin Laden, y
le entrevistó a él y a sus colaboradores de más rango, y luego salió y contó a
todo el mundo: ´en 3 semanas Osama va a atacar Estados Unidos e Israel´. ¿No
creen que esto es un poco raro, amigos? Lo digo porque el mayor aparato de
inteligencia del mundo ha estado buscando a Osama bin Laden durante años, ¡y no
pueden encontrarlo! Y ahora resulta que un reportero cualquiera va a su
escondite con una cámara y le hace una entrevista. Y les advierto, estén
preparados para un gran ataque, que no será obra de Osama bin Laden sino de
aquellos que persiguen un Nuevo Orden Mundial. Me pregunto cuales serán los
objetivos que supuestamente atacará Osama bin laden, algo que se llevará a cabo
en las próximas semanas. Así que puedo asegurarles que van a tener que hacer
algo terrible para terminar con la oposición y ganarse la simpatía del estúpido
rebaño humano. Lo dijo Willian Cooper, asesinado en el Condado Apache el 5 de
noviembre del año 2001.
Han transcurrido diez densos y jugosos años de guerra global contra el
terror. El asesino de Cooper, TWR, alias Teo, está en la cima del poder y se
codea con los altos mandos del ejército. Está inmerso en el mundo de los
sacrosantos mercados donde sólo ellos y nada más que ellos son libres y
desregulados. Prepara el Organigrama del Estado Mayor para acciones
encubiertas. Es Asistente del Secretario de Defensa en operaciones especiales,
conflictos de baja intensidad y capacidades interdependientes en la Oficina de
Apoyo para el combate al terrorismo del Grupo de Trabajo en acciones
irregulares. En medio de tanta jerga burocrática su éxito inmediato depende de
un paparazzi empotrado como reportero gráfico en el frente libio, donde se
libra la batalla por Trípoli, el petróleo y el gas.
TWR se encuentra en la Dirección de Diseminación, Análisis y Colección
de datos, el caballo de Troya para los expertos militares en materia de
comunicación estratégica, cuando recibe una documento electrónico encriptado
que refiere el ataque contra una casa asegurada de la Agencia en Abbottabad,
Pakistán, que tiene por objeto escenificar la muerte del ya fallecido y
enterrado jeque Usama. Un helicóptero ha explotado en tierra matando a varios
comandos de élite Seal 6 Team del mismo escuadrón donde sirve su hijo LGR. No
lo sabe pero presiente algo muy malo desde hace varios días. Palidece y se
hunde en una pena honda y larga.
El modelo mejicano de las guerras del opio. Memes, datos específicos comprimidos y holobandas o realidades virtuales encriptadas que permiten acceder e interactuar en otra dimensión sensorial.
El modelo mejicano de las guerras del opio. Memes, datos específicos comprimidos y holobandas o realidades virtuales encriptadas que permiten acceder e interactuar en otra dimensión sensorial.
Fin del rollo...