sábado, 26 de julio de 2014

Mambrú - una rágafa del pasado.

Ignoto e insoslayable. Somero y banal. Ridiculeces a parte supongo que bien pudo jurarlo sin temor a equivocarse, o sencillamente por ecuanimidad prefirió ignorar cualquier indirecta recalcitrante que significara sospecha o ironía; casi todo creyeron en la fabula del tutor vindicante, claro, menos ella, si no como explicar lo insensible de su violenta carcajada en plena explicación; obvio que a los abogados no se les debe creer ni el nombre, pero de eso hasta el colmo de machucar sentimientos ajenos existe la misma distancia que entre la prudencia lacónica y la herida infringida por simple maldad, menos cuando la razón intuye que en cualquier momento aquello redundará contra sí de puro rebote.

En una biblioteca los libros son forma, peso y color de un ambiente silenciosos en toda su misteriosa esencia insustituible presente bajo cargas de partículas estáticas de polvo impregnadas al cogote del denominador común a tan intrincada quietud. Pero en un computador personal multimidia croma la electrónica desfasa el tiempo directo, acumula datos sin espacio, condiciona el motivo al esfuerzo, dimensiona imagines virtuales, mistura sonidos e incluso calcula la fama de algo tan vago cuanto infinito. Ni dudar pues que el televisor, onda máxima de los circuitos integrados masivos, haga absoluto el resto, necesidad plausible al consumo en nombre de la aquella preciosa técnica que un día eliminó las distancias y cualquier principio de velocidad que no fuera simultáneo al así concebido para su propio placer civilizado.

Teoría racial semejante a la de los proletarios que indefectiblemente llegarán una y otra vez a la frontera de la ilusión y el deseo, como desechos fortuitos, para instalarse entre los desechos materiales, indeseados y despreciables, mientras desde su entorno etno-geográfico, en temporada, se acumulen fuerzas físicas tormentosas y hasta huracanadas cuyo poder bruto recíproco sea igual de poderoso.

Tribuna del eufemismo federado de gran convocatoria adquisitiva al tono de su carácter sempiterno, cual se tratase de una pudiente exclusa tenaz en eso que se abjura interminable al llegar en una madrugada de abundancia cimera, dodecatemoria del todo amor es guerra y lóbrego despecho su resaca.

Y el mundo rodó sin piedad alguna, apenas entre la noche y el día, en sentido contrario a un mecanismo cuyo elemento clave es una resonancia gutural pero inaudible, tal como si fuese hecho para fracasar a la sazón que unos llaman coto donde otros postulan el próximo acontecer inminente.

Esta dicotomía específica también es un problema generacional que confluirá en ponencias hacia hijo del hombre de la casa y su estrechez de miras. Todo empezó una tarde poco romántica en un sitio cualquiera de aquella casona estilo fruto mondongo tras dos serísimas gangas financieras obstensiblemente consecutivas. La soledad entre extensos espacios interiores a veces logra cosas inauditas. Piedras que rodaron en una pendiente sin recuerdo.

Quienes sospesaban que el Dorado no existe siquiera se equivocaron, técnicamente es un pétreo de factor puro, es decir, una veta de diamantes extintos, lo cual entre otras cosas implica enmiendas hasta ahora someras –el príncipe Ruizpacos hizo una pausa sincrética para luego filtrar el pañuelo húmedo sobre la extensa superficie rosácea de su calva hace mucho labrada por surcos y microqueladuras- y desde luego la mencionada teoría quinquenal es una afrenta ontológica que desconoce aquellas instancias donde el siempre repetirá súmulas de anteriores apreciaciones tortuosas pero nada que conlleve vida en su desarrollo mayor hacia un ser de espíritu y materia propias.


Lo recalcó por verdadero con los dedos de su mano izquierda pinzados hacia arriba, aunque después haya frustrado chasquearlos sordamente contra el vacío. En términos absolutos, decadencia e infamia, materias de especulación que pone olvido tras anuencia, finta y fuste, agregó inmutado.


¿Claudicar? Parece una acción ordinal pero es una interrogativa directa. Ruega varios segundos, fuga, descubre a rajatabla que conforma los aspectos en leve fondo denso, labrado entre variedad organdí y quimera de percal. Entonces, el ente o personaje se desplaza hacia una salida de puerta posterior, muy vacía y lo suficientemente amplia para que la sucesiva y siguiente fase fuese tan inesperada cuanto primordial.


Si incluso conmemorando a sus héroes tales huellas les resultaron perniciosas, no se diga al merodear lo nocivo del hecho voluptuoso, en sí mismo humano e intrascendente.


El director Zolaso anduvo aquel pasadizo elucubrando sus finanzas imposibles, divisas duras contra moneda nacional en la espiral del intercambio devaluado, metáforas que lo conminaron en reflexiones hasta saciarlo de impotencia. Y fue cuando repensó la verdadera trascendencia de un colmo vital hecho añicos por tamaño condicionante: desacralizar los ímpetus, porque el amor no es más que un defecto colateral de la evolución.


Luego él, que tan bien conocía alguno de esos exquisitos secretos de la presencia intangible y diminuta del mundo disgregado a un microscópico dimensional trifásico, lloró con rabia para después fundar de pestilencias otras ansiedades menos frustrantes.


Es la plata parte del oro la principal artimaña del dinero corriente, al disolverlo a la quiebra durante una época de conquistas que en su honor tan legalmente se hicieron de cualquier palabra tratada por contrato al fin estipulado para justificar su ley sin regla, secreto sumario que encaja cadenas bajo las babas metálicas del acumulador, hambre de los labradores ancestrales y peto para el político intocable cuyo recurso cimero cae por vigencia propia en robado al pueblo ladrón, abanico que a lo bajo incluye prófugos de la justicia, mieles de escoria taxativa y otros rasgos menos caseros.


Pero sin desaprovechar el empellón de la luna hacia sus trece, latinos extraviados por Traya la ruMana y avenida Cepa: radio avance rotativo en red abierta con servidor de motilidad periférica ortodependiente.

Y sólo después de suicidar a su suegra con un veneno falaz se le ocurrió aquella insondable idea la cual mal valía como intento aun en el supuesto caso de que funcionara.

Si bien los asasinitas cabalgaron solos el granítico potranco del poder, Becerrú Biomvo aguardaba el momento propicio con esa particular calma suya que no cifra garantía ni añade respuesta, desorden o empatía alguna, inextricable laberinto donde el día durara el instante suficiente para empezar todo adelante; trastoque, calma y pasión.

La animación del filmaje obtuvo cuatro candelabros, un traje carísimo y estrafalario en seda y angora, otro muy costoso de casimir jachemita y hasta cuanta cosa no era necesaria para el resto incluidos figurantes y luminarias.

Trópico en aguaje maleto. Acordaduria de la república. Cáscara bananera. Setiembre del año en curso. Dícese a los ciudadanos en censo tributario antidolo que a partir de entonces mismo se cobrará por concepto de incremento salarial el equivalente a dos monedas de plata pulida o una labrada completa por mestizo en edad de telar y tejer.
_ morirse fue lo único decente que ese sinvergüenza hizo durante toda su inescrupulosa vida de banquero aferrado al dinero.
En títulos de capital, acciones billete y pagarés al portador.
_ Supongo que también era un marxista consumado
_ si pero con la x resulta en la inversa de la ecuación pública.
Cuestión ambigua para el marchante común aunque muy segura tratándose de ´inmersiones´ políticas.
_ Orden, vocifera el amanuense mientras un impasible señor de aspecto elegante cruza el pasillo hacia su lugar en el estrado
_ yo no juro pues lo prohíbe mi conciencia
Mi me su se, piensa pero dice: como es del caso debo hacerle notar que su testimonio no tendrá valor procesal alguno e incluso puede resultar auto-incriminatorio
_ solo ruego que se me escuche
_ hable, dice el fiscal a regañadientes.
No fue una sentencia sino un embate a palos del que no le salvaron sus reflejos. Inmediatamente saca un sobre del bolsillo interior de su chaqueta a medida de donde extrae el pequeño pedazo de papel del que el hombre entrecano leerá sin ritmo alguno lo siguiente: Creo que sin jurado imparcial no hay justicia posible, y ya que el gobierno es de uno y la constitución ninguna, declaro que todo lo que pasa es propio de perro traposo que corre tras el diablo por dinero, señor general.

´Me perdí en una luna llena y ahora vago sin rumbo por el cielo inmenso´. La canta un arriero viajante. Rosa viva entre desgracias hacen más o menos exactos racistas y aculturizantes veinticuatro años bisiestos. Y poco importa que la tal línea pase por el patio de su chozón abandonado o que sea justo allí donde algunas gentes aseguran haberla visto parecida a un minutaúrico arcoiris verdoso.

Trocha. Amanece, una nuble densa cubre la ciénega.
Un mundo rechoncho y escabroso a calores ambarinos para mentes cuaternarias le pertenece. Índice que limita lo neolítico y el guarismo que representa su esencia de amoríos aclamados.
Bajo los pies tiene olor a maleza, una idea confusa ante sus ojos prietos y ningún bien a canjear. El atroz delirio durante días de noches enteras termina de sopetón a la orilla de un lago sombrío. Visión sin memoria, cauce en transe burundango.
- habla menos de lo que pienses
- chévere, qué remedio
- eso de farsear inexiste en este oficio
- en clave samarcanda es una emboscada
- salsa de banana y huevo para tí, fantoche soplón
- humorista!... el pendejo acaba bajo una lápida mordaz: aquí yace un esclavo de la tramitología.
Lato senso, un sol sísmico recorrió marzo. El departamento de antenas está a baterías fritas y con los audífonos telemétricos que revientan la guardia. A estas horas precisamente la machorra de la ministra ha hecho el último ajuste al plan neoamorfo.
- minarete, la bruja galopa mi coronel
- congela y reprograma a quince meses
- mandril, direcciona... interferencia de origen resistor enclavado
- caramelo de a mil, repito, caramelo de a mil
- purga, reacomoda la secuencia completa
- pero ¿quién mordio al perro?
Watungui. El drama supremo sería saber si la tan formosa línea es microscópicamente imperceptible y si su espesor final supera por doce decámetros por lado. En el primer caso significa que el filamento de platino es suficiente para envolverla al completo y entonces no habría manera de aceptar el alegato de la interdependencia equinoccial. En otro supuesto, prueba que dicha región constranje la dinámica binaria y polar del ostracismo geométrico. Por tanto, desde las fauces hasta las entrañas, la Filomena yogando yace sobre el escudo yuganés en un orgasmo pantanoso de instante precioso.
Helumbres. Nada ocurre, siempre pasa y suscita cual obtuso sidério imperativo vuestro más recóndito deseo fugaz.
Estrella plató de ocho puntas cardinales. Vana la ley, vanos sus gestores, arrojo pueril en rumbo hacia una constelación quimérica de seres inmutables de códigos genéricos, tecnócratas desgobernados y machos impotentes que el firmamento citadino los recluta cual sujetos novedosos, navegantes en tierra y falsos profetas, en cualquier segundo impajaritablemente elusivo para entrar de monolito telúrico a la histeria nacional.

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